El Callejón del Cariño
Por el siglo XIX, cuando el viejo San Luis era mucho más joven, existía, a unos pasos de este callejón, un empecatado divertidero, una pulquería donde se juntaban a beber trajineros, viajantes y vagabundos.
Lo atendía su dueña, Isabel Bedolla, una mujer muy querida pero no de muy buena fama a quien llamaban “La Cariñosa”. Al jacal iban en secreto a buscarla los enamorados infelices, porque la cariñosa sabia consolar a su clientela y además elaboraba amuletos y lanzaba sortilegios para encender, conservar y apagar amores.
El lugar se llenaba de calaveras y pendencieros y ocurrió en una riña que la cariñosa termino con muchas balas adentro. El Ayuntamiento despejó el terreno y para acabar de una vez con los desórdenes abrió por allí un callejón que la gente bautizó en memoria de ella… “El Callejón del Cariño”.
Discretamente oculto a unos metros del bullicio y dinamismo de la avenida Carranza, se encuentra este famoso e histórico callejón, su anchura llega apenas a los cuatro metros y es utilizado por transeúntes como atajo entre una arteria y otra, algunos recurren para descansar en una de las bancas que se sitúa en él, para evadir unos minutos la prisa de la vida urbana.
